miércoles, 24 de febrero de 2010

2."¡Ay, abuelo!, sembrásteis alazor y naciónos anapelo"


* (Tomado de las recopilaciones de don José Manterola "Refranes y proverbios vascongados")

Editorial


De niño -y de no tan niño- me desconcertaban los sucesos de Mayo. Hubo veces que creí haber alcanzado a comprender algo, pero solo era un producto de mi afán y de mi celo por aprender.

Y terminaba asumiendo asuntos y personajes sin haberlos procesado ni habiéndoles dado un tiempo razonable de exposición. En definitiva, todo lleva el exacto sentido que nosotros le asignemos.

Pero este Hornero, más laborioso que brillante, propondrá una lectura para el proscenio de Mayo que Dios quiera y la Virgen permita elucidar estos hechos de todo punto de vista rescatables del olvido o de algo peor: de la memoria dirigida.

Discépolo tomará la posta dejada por Maradona en "Silbando bajito" y será nuestro Virgilio en este capítulo arduo.

Y como salimos "de arrastre" como en el tute, le sugerimos la lectura del Nº1. Es gratis, no se queje. No le afloje a la lectura, que todo tiene su premio.

¡A por él!


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La Defensa

"Esta noche me emborracho bien, me mamo bien mamao, pa' no pensar"

Gran mortandad había dejado el embate final de los ingleses entre las "calles de la muerte" porteñas. Tan abrupto fue todo, que terminó siendo un contrasentido la envergadura de la misión conquistadora y la ineptitud desplegada en el tablero de las acciones.

El 3 de julio de 1807 el general Whitelocke había tomado el mando en los Corrales de Miserere iniciando su ofensiva de 13 columnas que culminaría en la toma del Fuerte y de la gobernación.

El 5 de julio lograron apoderarse del Retiro y de algunos puntos más. Pero el avance de los Highlanders se enfrentaría a una defensa infernal multidireccional: llovían balas y piedras hasta desde abajo de la tierra. La lucha planteada en un terreno trazado por medianeras y balcones, troneras y recovecos, no les daba ni por asomo un campo de batalla. Fue toda una guerra de guerrillas, hermana lejana pero auténtica de aquella que se diera casi un año después en las calles de Madrid.

Aislados entre sus columnas y diezmados, los ingleses esperaban una rápida resolución de un asunto fuera de toda comprensión.

En la misma noche del 5, Liniers propondría los términos de capitulación, agregando -por expresa exigencia de Alzaga- la devolución de Montevideo y la evacuación de la Banda Oriental.

El 7 capitularían los ingleses, debiendo abandonar en un lapso de 60 días toda presencia militar de ambos márgenes del Plata.

Comprendemos que, ni Inglaterra había extremado esfuerzos en Buenos Aires -aunque es innegable que ésta vez no se trató de un acto de mera audacia-, ni Whitelocke había mostrado dote alguna en el campo de batalla.

Y mientras nuestras principales familias agasajaban a los oficiales vencidos en un ambiente de fraternidad (a pesar del esfuerzo que todavía demandaba el disponer correcta y religiosamente del millar de cadáveres diseminados), un Pueblo y un Cabildo gozaban de su merecido y glorioso descanso, con un ojo repasando todo lo acontecido y con el otro recelando un futuro más que inquietante e incierto.

Un augur interpretaba los signos de los tiempos que corrían: la tremenda roca del virreinato podía moverse -y hasta con cierta facilidad- con sólo una palanca.

Ya Napoleón no tenía escuadra. Las colonias hispanoamericanas estaban a la mano de Inglaterra.

Era el 11 de julio de 1807, y en el Fuerte de Buenos Aires se oían los acordes finales del "God save the King".

Se alzaron las copas y el anfitrión, Liniers, ofrecería un brindis por Jorge III y por Carlos IV de España. Liniers buscaba la aprobación de algunos vecinos acomodados pero sobretodo procuraba establecer lazos con quienes bien podría tener de regreso pero ya no en carácter de invasores sino de asociados.

Whitelocke brindaba y bebía para no pensar en lo que le depararía su regreso a tierras inglesas. Hizo bien.

"Decí por Dios qué me has dáu, que estoy tan cambiáu... no sé más quien soy"

Esta segunda y feroz avanzada inglesa dejará para siempre lesionada la relación entre Buenos Aires y Montevideo. Si Montevideo había sido ensalzada luego de aquella gloriosa Reconquista, la victoria y capitulación obtenidas por Liniers en los hechos recientes no dejaba margen opinable, constituyendo a Buenos Aires como reconquistadora de Montevideo.

Hacía rato que sendos puertos tenían cierto grado... de emulación.

Los días previos a la partida definitiva de la armada inglesa del Plata bien merecen unas líneas.

Montevideo se vio de repente atiborrada de mercancías destinadas al público porteño. La derrota inglesa nos exime de mayores explicaciones.

Lo pintoresco es ver a las familias porteñas viajando a tierras montevideanas a comprar de a lotes completos las telas, prendas, herramientas, enseres, adornos... a precio de feria, para revenderlos en Buenos Aires.

Los modos eran algo anárquicos, pero los fines seguían inmutables.

Pero mientras nuestras familias cruzaban el Plata, otras hacían lo propio pero cruzando el Atlántico.

En una pequeña flota con unos 1.600 hombres de refuerzo para un ya indudable gobernador Whitelocke, venían con ellos familias completas, varios pastores y hasta un obispo anglicano que dotaría a nuestras gentes de religión y modernidad.

Setiembre de 1807, y Francisco Javier Elío -gobernador por entonces- recibía de manos británicas la plaza de Montevideo tal lo acordado en la capitulación.

Todas las embarcaciones inglesas tornaron a [*] regresar a Europa, llevándose consigo al resto de prisioneros que quedaban de aquella incursión de Popham y Beresford, a los pastores, al obispo, y a las esperanzadas familias. Unos doscientos barcos partieron aquel 9 de setiembre.
Una ciudad en medio del mar

diría Martín Rodríguez al ver alejarse la flota de puerto montevideano. Todo un símbolo de poder.


'Visconde Castlereagh', de la colección de grabados, impresos y fotos de Miriam e Ira D. Wallach, tomada de www.nypl.org El ministro Castlereagh pondría -mayo de 1807- una nueva perspectiva sobre los vínculos que unirían a Inglaterra con el Río de la Plata -lo que no impidió que Whitelocke hiciera su campaña-. Tal memorial desalentaba la conquista por las armas, modo que siempre obliga al vencedor a defender lo conquistado con fuertes sumas de dinero y gentes.

"Seducción" en vez de “conquista”, cimentada en las relaciones entre comerciantes ingleses y criollos. Ni rigores ni imposiciones. Todo... libre.

Nuestros principales pensadores llegarían a enamorarse y a defender estas cuestiones como si le fueran propias. Todos somos producto de una época.

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'King Charles IV and Queen Louisa Maria of Spain', de la colección de grabados, impresos y fotos de Miriam e Ira D. Wallach, tomada de www.nypl.orgEntretanto, Napoleón extremaba las medidas del bloqueo al continente obligando nuevamente a Carlos IV a caminar por la cuerda que separa la paciencia de la abyección.

La confiscación se extendía ahora a todo buque -incluso neutral- que hubiere tocado puerto inglés. El acuerdo Fontainebleu, octubre 1807, nos muestra el ingreso de tropas francesas en Portugal. Se buscaba establecer un corredor que uniera Francia con Portugal, y España tomaría tales honores.

Junot, el general francés al mando, alcanzaría a divisar en el horizonte como una flota trasladaba bajo custodia inglesa a la familia real portuguesa, los Braganza, que harían su asentamiento provisorio en Río de janeiro constituyéndola como capital del reino lusitano.

Ante estos hechos, poco le faltó a Carlos para echarse en brazos de Inglaterra... y lo hubiera logrado de no mediar intrigas palaciegas tan propias de una familia real con algunas sotas pero sin reyes.


'Ferdinand VII of Spain', de la colección de grabados, impresos y fotos de Miriam e Ira D. Wallach, tomada de www.nypl.org Su hijo Fernando (luego el VII) lograría tras algunas [*] maniobras coronarse rey despojando a su padre de la corona, al tiempo que destituir a Godoy, artífice de la "alianza" con los franceses, favorito de Carlos y más particularmente de la reina María Luisa.

Murat, por entonces lugarteniente general de Napoleón a cargo de España, sería quien tendría la oscura misión de someter la rebelión de Madrid del 2 de Mayo, dejando la sensación generalizada de que los focos de resistencia habían sido abatidos y se restauraba el orden diario de los asuntos. Será el pueblo español y el glorioso alzamiento de mayo quien muestre una dignidad indigna de tales reyes y señores.

Quedaba claro que si Fontainebleu legalizaba el ingreso de tropas francesas en tierras españolas, el pueblo le negaba toda legitimidad al tiempo que Godoy cargaba con el sayo del felón y Carlos el del defector. Todo tiene un nombre. Hay que sabérselo encontrar.

'Manuel Godoy',de la colección de grabados, impresos y fotos de Miriam e Ira D. Wallach, tomada de www.nypl.org

Godoy, el duro rostro del sometimiento español ante Napoleón.
















'El 3 de mayo de 1808 en Madrid'(1814) Francisco_de Goya,Museo del Prado.Tomado de www.wallpapers-diq.net Tómese debida nota de ésto: Un millar de madrileños combativos son sometidos y fusilados por las armas de los coraceros imperiales.

Representaban la clase más baja de Madrid que se sublevaba.

Toda una señal de los tiempos que se avecinaban.


Goya nos deja pensando. No se apure, tómese su tiempo ante esta magnífica obra testimonial.





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Napoleón, poco afecto al melodrama, pondría un [*]punto final obligando a Fernando a devolverle la corona a su padre al tiempo que Carlos abdicaba a manos del Emperador. Y así y curando en salud, encarcelaría a padre e hijo, nombrando a su hermano José Bonaparte por entonces rey de Nápoles al frente de los asuntos ibéricos.

Madrid encendería una llama que se extendería por toda la península y pondría a España en guerra de 6 años contra Napoleón, obteniendo finalmente una victoria difícil de merituar a la distancia, pero honrosa y llena de gloria por donde se la mire. Tenga en mente este nombre: la batalla de Bailén.


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Un par de palabras en relación a la Junta de Gobierno y a las Juntas Populares.

Recordemos que previo a los hechos que desencadenarían en la prisión de la familia real, Murat había tomado las riendas del gobierno en Madrid dejando a la Junta de Gobierno, que actuaba en representación de Fernando VII, como mero órgano consultivo.

De esta Junta de Gobierno Fernandista y de las masacres del 2 de Mayo sobrevendría la Guerra de la Independencia Española al paso que se levantaban Juntas Populares por todo el territorio peninsular.

Y así, éstas Juntas que espontáneamente se formaran en defensa de su suelo patrio y su soberanía, se unirían en una Junta Central cuyas consignas fundacionales serían la independencia y expulsión de toda presencia napoleónica de la península, así como poner atención a una probable pérdida de las colonias americanas por un proceso de independización natural.

No obstante, nunca habría coincidencia absoluta entre todas estas juntas.

También España libraba su propia batalla entre quienes buscaban reimplantar a los Borbones al trono y varios políticos e intelectuales que pugnaban por librarse del yugo del absolutismo, por una España libre, moderna, a tono de lo que ocurría en Europa bajo el manto de Napoleón. Si bien se luchaba en nombre de Fernando VII, en el fondo, los españoles tenían "su propia guerra".


La genética manda. Seguimos los pasos de nuestra Madre Patria. Veremos si cometimos los mismos errores ante los momentos cruciales.

Por lo pronto, las colonias de América prestarían obediencia a la Junta Central.


por entonces


Ya habíamos hablado de la disidencia entre Buenos Aires y Montevideo.

Elío, desconociendo toda autoridad virreinal, nombraría una Junta a la manera de las existentes en España, al tiempo que la Junta Central de Sevilla, que miraba de rabo de ojo lo actuado por el francés Liniers, tomaría debida nota de un impensado suceso: Carlota, esposa del Príncipe regente del Brasil Juan VI "El Clemente" y hermana de Fernando VII empezaba a incursionar en los asuntos del Río de la Plata. Tenía sus credenciales. Ya hablaremos de sus atributos.

Sumémosle al cuadro de un Elío efervescente, un Liniers absorbido y consumido por la plebe y por las milicias, un contrabando insultante, y un Cabildo resuelto a defender sus conquistas y con serias aspiraciones a extender su poder y patrimonio en tierras que ya le eran propias por adopción.

Los portugueses temían que su propia amistad con Inglaterra terminara por dejarlos sin nada, incluso sin las colonias del Plata, emparentadas a los Braganza por la Princesa Carlota...

Una invasión francesa por estos lares no era algo descabellado desde estas latitudes.

Y los ingleses... cada 5 de junio, los comerciantes ingleses celebrarían en tierras rioplatenses el cumpleaños de Jorge III. Brindis nos acompañan desde el inicio del relato y brindis nos darán las "buenas noches". Las copas y los buenos deseos pudieron lo que no pudieron las armas. Castlereagh no era ningún zonzo.

Liniers, desencantado por ser apenas "virrey interino" (nunca le llegaría el cargo en carácter de definitivo o titular), presionado por un Alzaga que no daba respiro, y con las milicias y un pueblo tan dóciles como demandantes, saco a pasear la Dama por el tablero de la política: exhibir su nacionalidad francesa y su posición imperialista frente a los hechos y a los intereses expuestos.

'Virrey Santiago de Liniers',óleo anónimo del S.XIX,tomado del Libro 'El último virrey' No podría haber actuado de otro modo. Su nacionalidad francesa cargaba de intencionalidad todos sus hechos. Cabe preguntarse si de haber ganado Napoleón no tendríamos algún billete con el rostro de don Santiago.


Hubo una carta de Liniers a Napoleón.


Le contaba que su virreinato era al estilo francés, que la participación de los franceses en la Reconquista y en la Defensa habían sido decisorias... en síntesis, que Napoleón podría contar con un sosías en tierras rioplatenses. Después de todo, España aún no le había dado el título máximo.





¿Quiénes despreciarían la oportunidad de contar con Napoleón como tutor político y socio en los asuntos coloniales?

Alzaga, Carlota y Saavedra
(“Vos, la Viuda y el guerrero”)


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"Me revienta tu presencia, pagaría por no verte..."

Cuando Sassenay llegara como emisario de Napoleón a nuestras tierras, ya imaginamos que trato le propinaría el gobernador Elío y cual Liniers.

Liniers, herido, no podía conciliar los méritos de sus logros con la falta de reconocimiento concedido del otro lado del Atlántico ni mucho menos con las presiones de un cabildo inquieto y agobiante.

Nunca tan oportunas las palabras de don Cornelio Saavedra:

A la verdad, ¿quien era en aquel tiempo el que no juzgara que Napoleón triunfaría y realizaría sus planes en Europa?

Tenga esto presente mi amigo durante todos los sucesos que narramos.
Liniers... sabría esperar "su" tiempo.

Alzaga y el Cabildo tenían otra cosa en mente. Napoleón sería invencible... en Europa. Pero América era asunto de americanos.

De derrumbarse la dinastía de los Borbones, la situación de América quedaría claramente en estado de independencia absoluta. El cabildo porteño apuntalaba las conciencias criollas en estas direcciones.

Mientras Liniers dragoneaba su amistad con Napoleón y concedía trato preferencial a Sassenay, Elío más español que don Rodrigo Díaz de Vivar, contestaba que de consolidarse una dominación absoluta de Napoleón sobre España, ¡él mismo le declararía la guerra a España!

Elío y Liniers... Montevideo y Buenos Aires...

Sassenay debería continuar su misión de relevamiento de actores e intereses en Montevideo, pero Elío mandó arrestarlo llegando a tenerlo prisionero y engrillado por casi un año. La misión Sassenay salpimentaba las relaciones y causaba alboroto al tiempo que elevaba la consideración popular de Elío al tiempo que mermaba la de Liniers en ambas orillas del Plata.

La noticia de Bailén además ponía su buena dosis de especulaciones sobre la mesa.

Para fines de agosto, llegaría a Montevideo el arequipeño José Manuel de Goyeneche y Barreda, con misión consignada por la Junta Central de armar Juntas Populares por toda América para combatir a Napoleón y sus planes hegemónicos en América (eso se decía), al tiempo que poner freno a las ambiciones continentales que pudieren derivarse del carlotismo o de los Braganza(eso se temía).

"Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafáus,... valores y dublés"

Goyeneche, recientemente ascendido a Brigadier por la Junta Central, hombre de Godoy "el favorecido", pasaría a Napoleónico bajo el gobierno de Murat, y a Fernandista por ese golpe de destino tan difícil de alcanzar cuando uno es quien es y no quien no es.

Lo que sí era claro es el hecho que Liniers configuraba tanto para la Junta de Sevilla como para el Cabildo y el gobernador Elío un verdadero peligro (entiéndase "peligro" como sinónimo de estorbo o de incógnita).

Y viendo como se alejaban los sueños hegemónicos imperiales, Liniers le declararía la guerra a Napoleón, ofreciendo incluso embarcar hacia la península a un cuerpo de Patricios para auxiliar en el frente popular.

Y así como un hecho aislado no cambia una imagen curtida de rumores y maniobras, Liniers ahora era un sospechoso que daba manotazos de ahogado, al tiempo que contaba con enemigos febriles a la vuelta de la esquina.

Y en este estado de cosas, comete un error grave: Destituye a Elío de la gobernación de Montevideo.

Elío no solo saldría fortalecido de la coyuntura sino que ahora, se ha configurado en Presidente de la primera Junta del Plata. (No sería Liniers el único que sembraría yerbabuena y cosecharía cilantro en toda esta historia).

Ya Montevideo no reconocía más autoridad que la propia. Con tintes locales tan pronunciados, era solo cuestión de tiempo para que dicha ruptura se terminara por consolidar. Nada que reprochar a nadie.

Tampoco España podía dar en la tecla en un asunto que a todas luces, hacía rato no estaba en sus manos. La complementariedad deseable entre ambas ciudades puerto hubiera favorecido a ambas. No había proyecto y no había personas para pensarlos y menos ejecutarlos. Poco habría de faltar para que proyectos y personas aparecieran por estas latitudes. Y ya veremos los resultados.

Montevideo era ahora dueña única de su destino.

Un Augur montevideano y otro porteño notarían el hecho que, unos años más tarde, [*]Lord Ponsonby asintiera con la reconfortante sensación de "cosa bien hecha".

Fin primera mitad

Interludio


Postales de la Europa:


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1- Degradado



Tras su fallido intento de tomar posesión de Buenos Aires, Whitelocke regresa a Inglaterra donde, en marzo de 1808, es sometido a corte marcial y degradado. Debido a su ineptitud, fue blanco perfecto de la sátira como la anónima que nos ocupa (Colección de Anne S.K. Brown), en que dos pequeños tamborines militares proceden a quebrarle el sable en la cabeza o a quitarle las charreteras mientras un diablo le sugiere el suicidio, pero Whitelocke no se anima. Tan mal parado quedó el general, que a partir del incidente se acuñó la frase "whitelocked" como sinónimo de desgraciado.
'Winging a Shy Cock', Anonimo, 1808
"Winging a Shy Cock ", Anónimo 1808


2- Tratamiento de la gota


Cinco de gran sapiencia
Aplican la gran ciencia,
Para ver si a aquel gordito
Le quitan el apetito.
'The Consultation of Last Hope', Thomas Rowlandson, 1808
'The Consultation of Last Hope'
Thomas Rowlandson, published Rudolph Ackermann in 1808.


3- Incidentes eran los de antes


Tras el incendio del Covent Garden Theatre londinense, el 20 de diciembre de 1808, el Rey Jorge III y el Duque de York convocaron una suscripción pública para levantar un nuevo teatro. Pero con el nuevo edificio hubo también nuevos precios y el público común fue el más perjudicado. Como resultado hubo graves incidentes durante tres meses y el manager del teatro contrató a un boxeador judío, Daniel Mendoza, y a sus socios para amedrentar a los alborotadores. Pero las consecuencias fueron, como pueden apreciarse en este grabado, contrarias a los pugilistas.
 'Killing No Murder as Performing at the Grand National Theatre', Isaac Robert Cruikshank, 1809
"Killing No Murder as Performing at the Grand National Theatre"
Isaac Robert Cruikshank, 1809


4- Calesitas en Inglaterra


Entretener a los niños comienza a ser una necesidad para aquellas naciones que pueden garantizar bienestar y ocio a los mayores... y ¿que mejor que una calesita (tiovivo) para ello?


"Merry-go-round in an English village"
W.H. Pyne, ca. 1810




Inicio segunda mitad

Quien organizara la Resistencia, la Reconquista y la Defensa y quien depuso y apresara a un virrey fue el Cabildo de Buenos Aires, integrado por mayoría de peninsulares y dirigido por Alzaga. Contaron con el pleno apoyo de criollos y dieron origen a ese sentimiento autoafirmativo que a poco se extendería por el virreinato.

La Audiencia ya percibía azorada el curso que tomaban los asuntos en estas tierras... la deposición de Sobre Monte, el creciente protagonismo del Cabildo, la desmitificación de privilegios otrora reales y el personalismo de Liniers, y ahora esto: una Junta en la gobernación de Montevideo, o sea, todo un acto de autodeterminación, habida cuenta que virrey y Audiencia habían sido apenas notificadas de los sucesos. Todo auguraba el fin de una era y el inicio de otra bien distinta.

Y mientras en España se desmoronaba el castillo de los Borbones, aquí se escindían los esfuerzos y las voluntades entre tres corrientes de pensamiento bien distintas: los Absolutistas, fieles al estado reinante de las cosas hasta las invasiones inglesas; los independentistas, reflejados por el Cabildo y por Liniers, "pueblo" en todos los casos, pero hablamos de Vecinos en el primero y de gran mayoría y plebe en el segundo (si es por las armas, ambos contaban con fuerzas que les eran leales). Carlota venía cuarta a un pescuezo.

Después de todo Bailén reafirmaba el concepto que, a falta de rey, el pueblo recupera su soberanía; y allí donde España levantaba Juntas en cada región, aquí en América ocurriría otro tanto.

Lo curioso es que Liniers quedara “de este lado del río”, siendo hombre de época anterior a la suya. Desconfiaba del populismo, del Cabildo y de la constante presencia de milicias que él mismo debía sustentar dado los flancos de ataque que se le creaban a cada paso. Esto último es en sí, tema de un trabajo sesudo: una población de 40.000 habitantes de los cuales unos 7.000 hombres están armados y pertenecen a algún cuerpo o regimiento.

Liniers necesitaba sumisión donde sólo encontraba disenso y a veces hasta desafíos llanos como en el caso de Elío.

En cuanto al Cabildo, sus miras eran clarísimas: establecer un sistema de Juntas por toda la región al modo peninsular, y llegado el caso que España cayera definitivamente a manos de Napoleón, independizarnos por fuerza propia de los hechos.

El ingreso de Carlota en la conversación sembraba dudas al tiempo que disipaba voluntades.

La vacancia al trono español daría pie a una nueva vertiente de poder, eminentemente criolla.

Presos Carlos IV y Fernando VII, se pensaba en el infante Pedro Carlos, hijo de Gabriel de Borbón y sobrino de Juan VI de los Braganza; el archiduque Carlos nieto de Carlos III... algunos aventuraban, Carlota movía piezas.

Tan conscientes eran Carlota -reina de Portugal- y Pedro Carlos de las zozobras en la danza de candidatos, que ambos elevarían al regente Juan VI de Portugal -marido nominal de Carlota- una "Justa reclamación". Solicitaban, en su condición de representantes de la casa real española, la protección del regente portugués ante la usurpación napoleónica del trono español, y así consolidar su posición en Hispanoamérica.

'Rodrigo de Sousa Coutinho (1755-1812), conde de Linhares, militar e político português',de João Maria Caggiani (1845) Biblioteca Nacional de Portugal. Tomado de www.wikipedia.org Una mano movía los hilos: Todo respondía a un maquiavélico plan portugués.
El documento fue redactado por el ministro Souza Coutinho, y la idea era tan ambiciosa como realizable: siendo Carlota regente de la América Española con la protección de Juan VI, el hijo de ambos, Pedro, sería el Emperador de un gigantesco imperio con centro en Río de Janeiro. Pedro (I de Brasil y IV de Portugal) sería a la postre quien declarara la independencia del Brasil de Portugal y fuera proclamado primer emperador del Brasil. Como se puede apreciar, además de Liniers, otros también sacaban a pasear a su Dama por el tablero. Sousa Coutinho veía lejos.


El único obstáculo podía ser Carlota, mujer ingobernable.

Carlota pensaba bien: "que hagan lo que les plazca. Afirmada en el poder veremos como sigue el asunto".

Alguien más participaría del notable proyecto. El almirante Sidney Smith, paladín enamorado de Carlota, almirante de la flota inglesa en puertos brasileños, y ojos y oídos de [*]Lord Caslereagh.

Hablemos un poco de nuestra Princesa.

"Flaca, dos cuartas de cogote, y una percha en el escote, bajo la nuez…”

'L'archi-duchesse Léopoldine,1 Impératrice du Brésil, femme de D. Pèdro; La reine Carlota, mère de D. Pèdro; La princesse Amélie,2 Imperatrice du Brésil,femme de D. Pèdro [arriba]; Grand costume de cour [abajo]'de Jean Baptiste Debret,de la colección de grabados, impresos y fotos de Miriam e Ira D. Wallach, tomada de www.nypl.org De treinta y tres años, era mujer delgada, de aristas huesudas… sin formas. Compensaba sus rasgos poco favorecidos con un porte elegante, la actitud despótica de una reina y la femineidad de quien es inteligente y lo sabe; femineidad cargada de ironía y sagacidad –y de resentimiento, claro-

También Smith propondría llevar a Lima al infante Pedro Carlos como lugarteniente del reino con apoyo de la escuadra británica. Lo que no entendía Smith era que Souza Coutinho usaba al infante como reaseguro ante una Carlota que a todas luces, daba muestras de ambición y de determinación.

Aquí, en Buenos Aires, el Carlotismo hallaría rápida repercusión y aceptación entre los criollos, particularmente entre jóvenes profesionales y comerciantes.

El mestizaje, los negros y los pardos, la chinada… estaban sin dudas identificadas con Liniers. La mera suposición de una "Gobernanta" debía parecerles risible.

Los Vecinos, funcionarios y comerciantes eran Juntistas (la mayoría)o Carlotistas vale decir, partidarios de un gobierno popular de juntas, rechazando las líneas colaterales borbónicas los unos; repudiando el sistema de juntas por considerarlo republicano, democrático, proclive a degenerar en caos y anarquía, los otros. Los primeros, encontraban en el Cabildo su órgano máximo de representación. Los segundos, en las tertulias y en las charlas conducidas por mentes fértiles en cuanto a proyección pero de escasa comprensión de los tiempos y de sus circunstancias.

Claro es que también había criollos que veían en Inglaterra un modelo a imitarse. En el fondo, Inglaterra constituyó un modelo en casi todo, aunque siempre de un modo velado.

Pero todos coincidían en un punto, y ése era que el poder de Liniers cavilaba.

El contrabando seguía horadando las arcas municipales al tiempo que los regimientos y los milicianos aumentaban las obligaciones diarias de pecunio contante y sonante.

La Audiencia, veremos en breve, debió tomar cartas en el asunto: sabía que la suerte de Liniers –mal que les pese- sería la suerte de ella misma y siguiendo la ilación, la de la monarquía y sus colonias.

'Manuel Belgrano'de Francois Casimir Carbonnier,Londres (1815)Museo Municipal de Artes Plásticas Dámaso Arce,Olavarria. Tomada de www.todo-argentina.net Lo interesante es que el Carlotismo, sin ser regalista, era profundamente monárquico y legalista. Creían sus mentores que era el momento para establecer una monarquía moderada inspirada por criollos... y Carlota era un buen modo de comenzar por este camino.

Y así nació el Carlotismo, de la mano de don Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Antonio Luis Berutti... nombres de peso en el inminente Mayo.

Pero Liniers había reconocido -cierto es que por fuerza de las circunstancias- a la Junta de Sevilla. Y como era de aceptación generalizada el hecho que ausente el rey las colonias ganarían estatus de soberanas -América no era parte de España sino posesión de la Corona Española- por ende, ninguna junta de la península podría tener algún derecho mejor que el de cualquier junta proclamada en nuestras tierras.

Legitimidad y legalidad comenzaban a amigarse.

Carlota representaba lo legal, lo legítimo y lo deseable. La Infanta debía pasar a Buenos Aires devenida en capital del imperio español para gobernar como virreina, regente o reina provisional de Hispanoamérica.

La exigencia del carlotismo porteño era que se deslindara cualquier vinculación con el protectorado de Juan. Nada querían estos criollos con el anexamiento Río - Buenos Aires. Pero nada intuían acerca de las consecuencias nefastas que podrían sucedernos con el reinado de Carlota. Es como combatir a las moscas... con cocodrilos... usted entiende. Liniers, con todo, era previsible y tenía sus límites.

Por último, la proyección carlotista incluía poderes moderados para la reina siendo el criollaje el verdadero poder político y sostén de gobierno en todas sus dimensiones. Pero Carlota nunca hubiera sido una reina "a la usanza de la época". Uno no imagina a Belgrano o a Mariano Moreno llevándola de la mano y trazándole horizontes de independencia.

Y el 20 de setiembre, mientras Montevideo erigía junta propia, el grupo carlotista redactaría un memorial dirigido a la princesa llamándola a ceñir la corona rioplatense.

Entonces, aparecerá en escena [*]Lord Strangford.

Poco hacía que España y Gran Bretaña eran aliadas.

Los ingleses no veían con agrado esto de las Juntas Populares tan proclives a ideas republicanas. Pero la aparición de una nueva monarquía ya era demasiado.

Lo mejor era sostener la estructura política colonial adosándole libre comercio inglés. Romance en casas separadas y nada de hijos.

De manera que Lord Strangford se cruzaría entre el sueño de Smith y Carlota, y entre las ideas continentales de Souza Coutinho y la independencia de nuestros carlotistas.

Ya para fines de 1808 las corrientes se irían aclarando y tomando posiciones definitivas. Es necesario comprender que estas inquietudes no eran solo cuestión de rioplatenses sino que se extendían por toda la América hispana.

Los Absolutistas, que no hallaban consenso en el Río de la Plata, se limitaban a la Audiencia y a unos pocos criollos y peninsulares acomodados. Mucho mejor se presentaba el panorama para ellos en el Alto Perú.

Los bonapartistas, que de a poco iban quedando relegados en las consideraciones populares.

El Juntismo, que, ya afianzado en Montevideo tenía un buen punto de apoyo y una referencia inmediata, picaba en punta extendiéndose como reguero de pólvora por todo el interior de nuestro virreinato.

'Francisco Javier De Elío,gobernador de Montevideo',de Vicente López Portaña.Museo Bellas Artes de Valencia.Tomada de www.wikipedia.org Mientras tanto,en Montevideo, Elío seguía sumando adhesiones a expensas de Liniers. Así las cosas, recibiría la visita de Alzaga quien vería seguramente en Elío un aliado y un modelo de gobierno para el caso que las cosas empeorasen en la península, esto es, un triunvirato o una junta central sostenida por juntas populares.

Queda en evidencia la paulatina descomposición de la autoridad colonial en el Río de la Plata DENTRO de sus propios elementos, teniendo por móvil inmediato los infaustos sucesos que ocurrían en la Madre Patria.








Con el correr de los meses y de los años –ayudado por la propaganda inglesa- el nombre "Napoleón" ocuparía otro lugar dentro de nuestro imaginario popular. El “pequeño corso” se había convertido en motivo de befa e injurias entre nuestras gentes... y mucho le costaba a Liniers no bailar la misma música. Ya a fines del 1808 en los cafés de Montevideo se hablaba de la "defección" de Liniers… siendo Elío la contracara... Elío podría declararle la guerra a Napoleón de ser necesario, restituyendo a Fernando el deseado al trono del que nunca debió haber sido despojado. En fin, usted entiende esto también.

¿Recuerda que hablamos del "error grave de Liniers"?

Liniers enviaría a Montevideo en sustitución de Elío, al capitán de fragata Juan Angel Michelena, otro bravucón pedante. Caballo contra caballo.

¿Las consecuencias? El pueblo montevideano mandaría de vuelta a casa a Michelena con algún ojo en compota y una dignidad disminuida. Si hacemos referencia a esto no es para detenernos en nimiedades sino para dejar en claro algo que consideramos vital: ya no hay autoridad virreinal en Montevideo. La Junta y su presidencia habían sentado el primer gobierno autónomo en estas latitudes. Liniers era virrey dentro de un contexto difícil de describir pero que presagiaba poco y funesto.

Pero además, puesto a Liniers en el plano de "traidor", se avizoraban modos propios de la democracia, en donde “traidores” eran reemplazados por “héroes” por el simple apoyo de la voluntad de la mayoría, sin que sangre ni abolengo tallare en el asunto.

Igual, es interesante notar que el absolutismo españolísimo de Elío dejaría grietas insalvables dentro de sus propios lares. La Campaña de la Banda Oriental nunca podría identificarse con la ciudad de Montevideo; y a poco de estallar la insurrección que derivaría en la independencia, Montevideo quedaría decapitada, perdiendo la esfera de gravitación de la ciudad como centro y eje de la vida política, y dejando en manos del caudillaje y de la Campaña la organización de lo que sobrevendría.

Es necesario aclarar que a nosotros no nos fue mejor.


Y en materia de...


Montevideo sin dudas fue el teatro rioplatense de pruebas donde presentaran sus credenciales los dos grandes actores de la democracia: el Cabildo abierto, y la instalación de una Junta de gobierno popular. Todo esto sería obra que excedería en intención y en méritos aún a sus propios autores y ejecutores.

Volvamos a Mitre:

Estas voces amigas de los sectarios de la tutela indefinida de las colonias, que aconsejaban a los españoles no usar del peligroso instrumento que con tanta imprudencia manejaban (convocar asambleas permanentemente y exponer todo asunto a consulta popular) y que sus enemigos podían esgrimir con más ventaja contra la metrópoli, no fueron escuchados por Elío que, sordo y ciego, marchaba a su ruina con los mismos medios que empleaba para imponerse por la fuerza y dominar contra la fuerza de las cosas.

El Cabildo abierto como forma popular de sublevación de Montevideo, era el pensamiento que estaba en todas las cabezas españolas y, como complemento, la erección de una junta de gobierno, era el plan que estaba de antemano combinado por los conjurados, siguiendo el ejemplo contagioso de la metrópoli.


Es apropiado observar que la legalidad estaba del margen occidental del Río. Liniers era un virrey, la Audiencia era -con todo- autoridad insoslayable, y Elío era la fuerza de la coyuntura, lo innovador.

Si tenemos esto presente, veamos ahora a don Martín de Alzaga viajando a Montevideo, buscando a otra escala lo que antes había logrado con creces en los heroicos sucesos de la Reconquista y la Defensa.

Fracasado lo de Michelena, Liniers, aturdido, ya no sabía que oponer a Elío y resignó todo protagonismo ante la Audiencia que sí sabría que hacer.

“Vos resultás, haciendo el moralista, un disfrazáo, sin carnaval...".

Este docto Tribunal sí preveía el alcance funesto de seguirse tal curso de cosas, por lo que puso a Elío en tren de ilegalidad.

Ni la escisión ni el nombramiento eran autorizados lo que dejaba el asunto sin más resuelto. La unidad de la monarquía primaba en este órgano, la Audiencia, por sobre cualquier junta u otra organización. El proceder del Cabildo de Montevideo sin dudas presagiaba la ruina de la supremacía española en estas latitudes.

Lo que Elío no llegaba ni a vislumbrar era lo que mantenía desvelada a la Audiencia: un quiebre definitivo en lo institucional conllevaba la pérdida definitiva de todo derecho sobre las colonias.

La Junta montevideana sería disuelta y con ella, todo lo actuado.

Elío argumentaba a su favor que nunca se dudó de que lado estaba parado; que Liniers recibió al mismo emisario que él pondría preso por tiempo indefinido; que los intereses de España estaban por sobre cualquier consideración doctrinaria...

Lo interesante es que entre las frases de su descargo, Elío diría
"La Junta erigida por unánime consentimiento del pueblo fue legítima y acaso inspirada por el cielo".

Aceptaría él en todo caso lo resuelto si la Audiencia procurara a Montevideo de medios "
para contener a un pueblo intrépido que protestaba trucidar a sus vocales en el acto de su disolución y subrogar otros representantes".

El sistema tambaleaba, siendo el pueblo quien asestaba golpes traicioneros e impensados al tiempo que legitimaba a gobernadores apócrifos y osados.

Villota y Caspe, juristas avezados actuando de fiscales, contestaron a las palabras agraviantes de Elío que
"La Junta ni era legítima ni era inspiración del cielo, sino pura efervescencia popular tumultuosa".

El germen de "república" quedaba así instalado por quienes más lo detestaban, y tal era la situación que la Audiencia no tuvo más opción que volcarse definitivamente por la legalidad, por la constitución monárquica, por el orden existente... por Liniers, el "antiguo traidor" quien hospedara a Sassenay y escribiera a Napoleón poniendo las colonias bajo su tutela... y quien reconquistara y defendiera a nuestras tierras del invasor inglés.

Muchos días pasaron sin que Elío se diera por notificado. Pero la respuesta llegaría: Elío... se sublevaría también contra la Audiencia alegando causa de fuerza mayor:
"la Real Provisión debería cumplirse siempre que no peligre la salud del pueblo".

Dios obra de modos curiosos, pero a todas luces fascinante.

Vemos a imperiales (Liniers) jurando por reyes medievales (españoles), a absolutistas (Elío) orando por la salud de los pueblos y sus gobiernos (república)... pero detrás de todo, si mi querido amigo, detrás de todo esto... los ingleses.

Buenos Aires permanecía en ascuas a la espera de la resolución de tamaña insubordinación. La Audiencia se preguntaba: ¿convendría reducir a Elío por las armas? ¿que precedentes se sientan en estos lados del río? ¿y en las gobernaciones y campañas del interior?

Las cavilaciones de la Audiencia terminaron dejando los siguientes guarismos:

Muertos= 1 (Liniers)
Heridos= 1 (La Audiencia, y de gravedad)
Triunfante= 1 Elío
Vencedor= Las Juntas.


1808 Montevideo, 1809 Buenos Aires, serán con otros elementos, los precedentes inmediatos, inspiración absoluta y esfera de acción del Mayo de 1810.

Elío mostró el camino y las consecuencias de andarlo.

Alzaga especuló que, con otros nombres, era sin dudas el modelo a seguirse de este lado del vecindario.

Los carlotistas no querían saber demasiado ni de juntas ni de populismo, tan identificados estaban sus mentores contra la peligrosa anarquía. Belgrano transmitía sus dudas y sus miedos a este grupo. Peor que un mal rey es no tener ninguno. Una monarquía moderada era lo único posible.

Las fuerzas de Alzaga veían en el Carlotismo otro modo de absolutismo pero peor: Su cabeza no estaba a miles de kilómetros y además daba clarísimas muestras de avidez y carácter como para confirmar un nuevo status de poder. Pero había otra cosa; entregarse a Carlota era entregarse a Juan y al gobierno portugués, al enemigo ancestral y conocido. Belgrano temía una anarquía posible, Alzaga, una anexión segura.

No son sutilezas; lo conceptual y el pragmatismo de unos y de otros serán sello distintivo de todo lo que vendrá.

¿Y Liniers?

("No pienses más, echate a un lao...")

Liniers no participaba de ninguna de estas corrientes.

Detestaba el populismo por naturaleza. Tampoco le caía en gracia la idea de Carlota y además, tenía a Alzaga fogoneando conflictos todo el tiempo. Ya vimos qué podía esperar de Napoleón a esta altura de los hechos y en estas latitudes.

[*] Solo y sin partido, sostenido por las fuerzas milicianas sedimento de las invasiones pasadas, Liniers solo esperaba que el curso de los acontecimientos no lo arrastre del poder.

Además, ya Montevideo no era parte de su virreinato, mientras que el Juntismo del Alto Perú daba cátedra negando las credenciales de Goyeneche y planteando lo que conocemos como el [*] “Silogismo de Chuquisaca”.

Expulsado y avergonzado, Goyeneche buscaría amparo en tierras limeñas entre los brazos del virrey Abascal. "Con este pueblo (pensaría Goyeneche) no puede haber Juntas ni Carlotismo. Una buena monarquía, con mano fuerte, es lo único posible entre esta caterva"... "caterva" que por otro lado y al otro lado del Atlántico enfrentaba a Napoleón obligando a éste a desolar España o a averiguar las consecuencias de condonar la derrota de Bailén y qué tanto influenciaría ésto en el resto de Europa.

'Tiddy Doll, the great French-Gingerbread-Baker; drawing out a new Batch of Kings',James Gillray Es importante entender que Napoleón no era detestado en toda España ni en toda Europa; muy por el contrario, significaba para ciertas mentes jóvenes de la península y del continente un acceso asegurado al siglo nuevo, un dejar atrás aquellas cuestiones que emparentaron siempre a España con el oscuro Medioevo. Uno no imagina de que otro modo podía España haberse desprendido de la Inquisición, de casi todos los derechos feudales, de las aduanas interiores, así como de tantos conventos imagen viva de épocas condenadas al pasado
Pero además de esto, compartiendo españoles y franceses un odio común hacia el inglés, Napoleón resolvía unas cuantas cuestiones dejando a los españoles el único asunto de gobernarse con un aliado invencible.

Con el tiempo, Napoleón cedería su dominio ibérico ante el regreso de Fernando "el deseado", y España volvería a su reloj medieval.

El asunto se desmadra con José I, hermano de Napoleón y flamante rey de España (1808 a 1813). Entendemos que Carlos IV y Fernando VII el deseado eran un dolor de cabeza para nuestro "Corso", pero que el despreciar el verdadero peso específico y la significancia de tales reyes terminaría arrastrando al pueblo español a una reacción visceral. Y para peor, pronto habría de encontrarse de bruces con quienes quería tener bien alejados: con los ingleses, exultantes, festejando triunfos a sus expensas.

Los ingleses, mucho más flexibles que Napoleón, aprobaron– a pesar de detestar las Juntas populistas- a efecto de evitar nuevas monarquías en el tablero del mundo, que una Junta Suprema Central asuma la gobernación de España mientras durase la ocupación napoleónica. Y el 25 de setiembre de 1808 culminaría la notable gestión -no desprovista de arreglos y asuntos bajo cuerda- con la asunción a la presidencia de dicha Junta de un personaje... un sobreviviente de tiempos remotos, antiguo ministro de Carlos III, personaje de libros: el conde de Floridablanca.

Para Napoleón todo esto era demasiado, y se decidió no terminar el año sin borrar hasta el último vestigio de orgullo en España. Asumiendo él mismo el mando de sus fuerzas, entraría a Madrid a sangre y fuego. La Audiencia en nuestras tierras, ante un trance comparable, se decidió por aceptar el orden impuesto por la coyuntura.

Rápida de reflejos, la resistencia española buscaría alianza entre la coalición (la número "no sé cuanto" contra Napoleón), obligando a posponer el ataque que seguramente sería definitivo. Se podía respirar. Pero el presagio era negro.

Era un hecho que Napoleón volvería a España... y nosotros, volveríamos a ser otra cuestión más por resolver dentro de su propio mapa.


Además...



1808 terminaría con graves encontronazos entre Alzaga y Liniers.

Ya vimos que la Audiencia apoyaría a Liniers. Su propia subsistencia dependía de la continuidad institucional y del respeto de las autoridades coloniales. También vimos que el Cabildo acompañaría a Elío y su brava gesta.

Y en medio de todo esto, Liniers no ve otra salida que la de enviar tropas a poner en cuadro a Montevideo -y al cabildo porteño-.

'D. João VI',de Jean-Baptiste Debret,Museu Histórico Nacional (MHN) Rio de Janeiro.Tomada de www.museuhistoriconacional.com.br Mientras los portugueses trabajan laboriosamente por adueñarse del continente, Liniers mandaba tropas para iniciar una guerra civil contra los antiguos hermanos. ¿Qué podemos agregar? Que nada de esto prosperó.

A fines de 1808, un emisario de la Junta Central de Sevilla, viendo que las posiciones de Elío y Liniers eran inconciliables, propondría relevar a ambos de sus cargos y llevarlos a la península a que expongan sus diferencias. Como vemos, nuestra Madre Patria no podía proveernos de ayuda ante las invasiones, pero era solícita en materia de mediaciones.

En tanto, y mientras la alta política se dirimía entre estas cuestiones, el ambiente presagiaba un golpe de timón. Es claro que el rebote de lo actuado por Elío en Montevideo dejaría entre algunos españoles y criollos Juntistas la sensación de que el poder no es de quien lo luce sino de quien lo usa.

Pasando en limpio, podemos decir que la situacion en tierras rioplatenses fluctuaba entre las siguientes posiciones que se planteaban el asunto de quien gobierna y en nombre de quien lo hace:

- la aceptación de José I (“una rumbiada papa que pagará gran sport”)
- Ideas de independencia (“sueño de juventud”)
- Carlotismo (“me tiró un coquito...¡yo que soy chicato... me ensarté al oscuro y la llevé al bulín!...”)
- Adhesión a la Junta Central (“enfundá la mandolina”)
- Protectorado inglés. (“la cabra al monte tira”)

Sepa que mientras se asentaba y ramificaba el Carlotismo en nuestros pagos, en el resto de América hubo fuertes levantamientos todos ellos sofocados por fuerzas dependientes de la Junta Central.

1809 significó el enfrentamiento descarnado entre criollos americanos y españoles. Prometemos solemnemente tratar los temas americanos en el Nº3 y Nº4. Son de sumo interés e importancia capital para la comprensión de lo que hablamos.

Liniers utilizaría todos los fondos del erario para robustecer el ánimo de las tropas. Junto a un leal don Cornelio Saavedra, se movieron rápidamente en busca de voluntades e influencias. Los carlotistas estuvieron del lado de los juntistas del cabildo. Más allá de diferencias insalvables, era lo que más se parecía a una independencia definitiva de España y de sus regímenes vetustos. Pero cuestiones propias de cualquier negociación llevaron a los carlotistas a mantenerse neutrales y sin resolverse por un bando u otro.

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Revolución del 1º Enero de 1809

El Cabildo apostaría a una carambola a tres bandas.

Por un lado, le vetaría[*] a Liniers el nombramiento del joven Bernardino Rivadavia al cargo de alférez real, nombramiento que se explicaba perfectamente por las fuertes sumas de dinero con que su padre, el reconocido abogado don Benito González Rivadavia, había contribuido a la causa del francés.

Además el Cabildo, en período de renovación de capitulares, propondría un listado de vecinos todos adversos a Liniers.

Y en tercer lugar (hay otras razones menores que las pasaremos por alto), el flamante casamiento entre Juan Bautista -hermano de [*]Anita Perichón , - y Carmen, hija del virrey. Hay veces en que el fruto del amor contraría las disposiciones vigentes. Esta es una de ellas.

La legislación española prohibía a los virreyes casar a sus hijos dentro de los territorios gobernados por sus padres.

Mariano Moreno lo diría sin tapujos: "Habiendo violado la ley, el virrey había cesado automáticamente en sus funciones" (algo así sucede hoy en día).

Todo el asunto se resumía en un bando que golpeaba y otro que solo recibía los golpes.

Como no podía ser de otro modo,la Audiencia vetaría tales resoluciones por razones que iban desde preservar la institución del virrey así como por irritar a un cabildo decidido a todo.

Pero el despertar del año mostraría, además de estas piruetas políticas, un inusual movimiento de tropas.

Los regimientos de Vizcaínos, Catalanes y Gallegos se apostaron sobre la Plaza de la Victoria. Las consignas eran claras "Junta, Junta como en España!" "Abajo el francés".

Liniers, desde el Fuerte, aceptaría el veto inusitado al nombramiento de Rivadavia, despojando al Cabildo de una de sus mejores provocaciones. Magistral, aunque Rivadavia haya quedado un poco mal parado.

'don Martín de Alzaga Olabarria',sin información del autor ni de la obra,tomada de www.revisionistas.com.ar Hacia al mediodía, el nuevo Cabildo quedaba conformado con todos los recambios ya mencionados. Liniers trocaba golpe por inacción, irritando a propios y a extraños. Solo se le oyó protestar por el inusitado despliegue de tropas y gentes en la plaza. Hubo alguna amenaza, pero aceptó sin más la lista completa de nuevos cabildantes.

Uno imagina el cuadro.

Alzaga iba a derrocarlo a cualquier precio. Pero antes, no habría otra que negociar.

La comitiva, encabezada por don Martín,se dirigió al despacho de Liniers, declarándole el inmediato cese de sus funciones desde ese preciso instante.

Liniers aceptaría los honores ofrecidos pero negándose rotundamente a claudicar acerca de la formación de Juntas.

Saavedra ya mostraba desde bien temprano a sus Patricios en franca actitud expectante. Liniers después de todo, no estaba tan solo.

El obispo Lué, conspirador al fin, viendo el tenor de los acontecimientos, se ofrecería como intermediario. Dirigióse él también hacia la Fortaleza donde se trabaría en áspera discusión con don Cornelio Saavedra.

Pero mientras Alzaga cavilaba entre la legalidad de sus acciones y el fondo de la cuestión, Saavedra se retiraría a parlamentar con los mandos de los tercios de Montañeses y Artilleros de la Unión quienes extrañamente (para Lué) se pondrían bajo las órdenes de Saavedra. A todos estos se les unirían luego los Andaluces, Arribeños, Pardos y Morenos y los escuadrones de Húsares y Carabineros, siendo don Martín Rodríguez y don Pedro Andrés García las cabezas visibles, siempre bajo el mando de don Cornelio.

En la Plaza, la realidad era bien distinta.

Copada por los españoles y criollos de Alzaga (recuerde usted a Mariano Moreno entre los convocados)se conminaba a Liniers a deponer su mando en manos de una Junta, evitándose todo derramamiento de sangre.

'Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez',de B.Marcel (1860),Museo Histórico Nacional.Tomado de www.genealogiafamiliar.net Fue entonces que se oyeron redoblantes y marchas por la actual calle Defensa en dirección a la Plaza, dando espaldas a la Recova. Eran Saavedra y sus miles. Liniers enviaría comisión a Saavedra con orden de replegarse. Pero don Cornelio, desoyendo a Liniers, entraría con su columna al Fuerte, ya no expectante sino en franco tren de amenaza.

Para entonces, la renuncia ya estaba acordada y firmada.

Y fue ahí mismo que Saavedra, convidado de piedra, llevaría del brazo al virrey para que sus ojos constataran la real voluntad del pueblo (que cosa esto del "pueblo"... cuando uno no sabe a que atribuir ciertas cuestiones, siempre viene a la mano).






Vemos a Liniers atravesando el puente levadizo del Fuerte y ante sus ojos azorados el pueblo... otro pueblo... el pueblo... vitoreaba su nombre, al tiempo que negros esclavos ponían sus camisas como escabeles para que Liniers pisara y pudiera ver con claridad lo que su nombre significaba para tanta gente. Los batallones... los esclavos... los gauchos... también eran el pueblo.

La lluvia hizo su parte. La plaza se vio desierta mientras que en el Fuerte, resonaban los gritos de "¡Viva [*] Liniers!”.

Y en un golpe de timón audaz y certero, don Cornelio aprovecharía la consternación generalizada para desmantelar los cuerpos europeos dejando a los americanos prácticamente con el monopolio del uso de las armas. (Recuerde no cometer el apresuramiento de colocar a todos los americanos de un lado y a todos los europeos del otro).

Las bayonetas darían el pulso, "el orden natural de cosas", como gustaban Napoleón y Mitre de decir.

Fue interesante la medida adoptada por Liniers culminada la jornada: Alzaga y los cabildantes serían deportados a Patagones, habría amnistía general al resto; la Audiencia no sería consultada en ninguna de estas cuestiones, y no habría ningún fusilamiento.

Si revisamos los guarismos a estas horas, podríamos decir que

Muertos= 1 (Alzaga)
Heridos= 2 (Cabildo y Audiencia, abonada a estos menesteres en los últimos tiempos)
Feliz= Liniers
Vencedor= Saavedra.


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Epílogo



Liniers daría la tónica en una de sus proclamas. "En estas tierras, no habría juntas". Ya Elío, Alzaga y Lucifer habían dado muestras suficientes de a dónde se llega por esos caminos.

A esta altura cabe preguntarse quienes eran los reaccionarios y quienes los revolucionarios. El tiempo pone nombre a todo, ya lo sabemos. Pero es una pregunta nomás que queríamos dejar por escrito.

Carlota volvería -los vientos nunca se van del todo- de la mano confiable de Belgrano.

Un Liniers tonificado, ahora bajo el tutelaje espiritual y doctrinario de Belgrano, vería en el libre comercio un modo de dar pasos hacia la Independencia. Ya no sabía si combatirla o abrazarla, lo concreto es que los buques ingleses -por favor, no olvide la continuidad del contrabando y recuerde lo que hablamos sobre Anita Perichón- volverían ahora de modo oficial a regarnos con sus productos.

Y Belgrano apuraba los tiempos de Carlota. No hay dudas que si la Princesa hubiera venido en ese momento, se habría adueñado de la situación.

Los ánimos estaban enfervorizados: la Junta Suprema Central había aprobado la revolución de Alzaga.

Carlota representaba orden real y legítimo. Belgrano prefería este orden -cualquier orden- a la anarquía.

Pero sin entrar en cuestiones de valoración, el libre comercio y la presencia inglesa en nuestros puertos eran cuestiones al margen de cualquier filosofía. Belgrano daría otro paso en falso. Pero dedicaría su vida a remediarlo. Brindo de pie por él.

Liniers estaba todavía al mando del virreinato.

La Revolución había fallado.
Las dubitaciones del Cabildo fueron contrarestadas por un Saavedra decidido.
Las bayonetas eran, sin dudas, más convincentes que las carambolas.

Saavedra operaba desde la oscuridad, daba vida al virrey y además mostraba sus credenciales a todos los protagonistas.

Estuvo a punto de establecerse una Junta al modo de Mayo; hasta el mismo Mariano Moreno era alfil en ambas. Quizás podríamos aventurar algo diciendo que el 25 de mayo se llevo a cabo lo que había fracasado el 1º de enero del año anterior.

¿Si Alzaga era absolutista? Es absurdo pensar así, un hombre que traba conflicto contra la autoridad real y propone juntas de gobierno no es ni por cerca un monárquico sea cual fuere su origen y mérito.

Por otro lado, y considerando el peso de los términos en esos momentos, la Junta conllevaba la esencia de republicanismo, de democracia, de independencia.

¿Como hubieran sido las cosas de haber vencido Alzaga? Es materia de especulaciones diversas. Se lo acusaba de mantener relaciones secretas con España. ¿Con qué propósito? ¿Con quienes? ¿Si al fin y al cabo, había llegado a estas tierras a los 12 años sin siquiera hablar el español? ¿Que clase de contactos podría tener en la península, siendo que los que sí tenía eran los de sus conciudadanos aquí en Buenos Aires, único lugar donde llevara a cabo su obra y su gloria?

Belgrano sospecha que podría haberse generado una monarquía con preeminencia en los altos cargos de comerciantes peninsulares. Es posible.

Pero uno debe entender que los cargos siempre los ocupan hombres y nombres; y que cada nombre conlleva su inseparable dosis de rechazos, así como que cada hombre responde y reporta a intereses no siempre claros.

Ya Alzaga tenía en carpeta de gestión la convocatoria de todos los Cabildos del interior para decidir la suerte del virreinato. Por eso hablamos de "revolución" y no de "asonada".

Falló en las formas don Martín.

Toda la firmeza demostrada frente al invasor no compensó su falta de agudeza en el terreno de la política. De agudeza... y de capacidad de improvisación. Donde Alzaga se quedó corto, Saavedra daría muestras de abundancia.

Aquella exitosa junta de Elío, y esta frustrada de Alzaga, serían indudablemente antecedentes de nuestro Mayo.

Ahora, planteada la actuación de unos y otros, ¿quien podría afirmar con total seguridad quién era el revolucionario y quien era el contrarrevolucionario? ¿En donde se encontraba el "impulso renovador"? se pregunta el maestro Ernesto Palacio, ¿entre los de Alzaga o entre los de Liniers? ¿Cual posición prefiguraba una América independiente?

Por otro lado, sin dudas que este 1º de enero es fundacional también en algún aspecto que uno al menos no sabría cómo mensurar apropiadamente: la injerencia decisoria del ejército en el curso de las políticas de nuestro país.

Los cuerpos de Alzaga serían disueltos; los Patricios cobrarían posición y gloria, Cornelio Saavedra disputaba ahora a Liniers el afecto del pueblo. Liniers declina y Saavedra comienza a alborear.

El Alto Perú encendía antorchas. En enero se recibirían en Chuquisaca a los emisarios y la Justa Reclamación, nominando a Carlota de manera oficial.
Pero el Perú, absolutista de nacimiento, sostendría sus votos no sin efusión de mucha sangre hacia Fernando el deseado.

Se presagiaba un conflicto de dimensiones, ya que Carlota no aceptaría una respuesta degradante ni aceptaría que unos americanos le negaran lo que su abolengo gritaba a los cuatro vientos. Se buscaría apoyo en el virreinato del Río de la Plata (bien escogido el lugar para buscarlo).

Los hechos se precipitarían y por debajo de ellos, aparecería la figura de un joven tucumano, justamente indignado ante la mera idea que nuestras tierras pudieran terminar en manos portuguesas y de princesas ambiciosas. Hablamos de Bernardo de Monteagudo.

Chuquisaca se alzaría en armas. Otra figura aparecería en escena y sería la del general español Antonio Álvarez de Arenales.

Y en plena ebullición, Liniers dejaría el mando del virreinato a manos de don Baltasar Hidalgo de Cisneros.

Para enero de 1810, las armas francesas se habían adueñado de Andalucía, obligando a la Junta a trasladarse a la ciudad /isla/fortaleza de Cádiz, donde la escuadra inglesa proveería de toda la soberanía que fuere necesaria. Allí, la Junta en pleno abdicaría ante un Consejo de Regencia.

Y mientras las águilas imperiales robustecían la situación de José I en España, Inglaterra reafirmaba su situación en América y así separaba definitivamente a éstas de la dinastía española.

Napoleón, consciente de la imposibilidad de ofrecer apoyo a su causa continental, declaraba a las Américas que "nunca se opondría a la emancipación de sus colonias (españolas) porque esta independencia estaba en el orden natural de los sucesos".

Así fue que, tutelados por ingleses, y con la venia del Emperador de la tierra, marchamos seguros en busca de lo nuestro.

Un Hornero de marzo




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Un Hornero quiere agradecer a Discépolo,a Celedonio Flores, a José Zubiría Mansilla, a Luis Bayón Herrera y a José Rial (h), quienes prestaron su luz durante las narraciones. Y a Carlos Gardel, quien dotara de vida y esencia a todas estas páginas inmortales.

a Pablo Martín Cerone por sus grageas salpicadas a lo largo del número (los "horneritos" que aparecen como separadores), y por sumar su pluma carlotista a partir del próximo número.

a don José Luis Busaniche (1892 - 1959) y a don Ernesto Palacio (1900 - 1979), maestros de toda la vida.

a Darío Lavia por tantas cosas, y por sus bellísimas "Postales desde la Europa".

al Museo de Armas de la Nación y su director, el coronel Arístides Bonino y a María Marta Bassús por sus conocimientos y su excelente disposición.

y a todos los buenos amigos que acompañan y acompañarán siempre, inspirando y criticando, como debe ser.





Notas relacionadas


Eric Hobsbawm
nos enseña:

Si Francia contaba con la ayuda de las fuerzas revolucionarias en el extranjero, también los antifranceses. En los espontáneos movimientos de resistencia popular contra las conquistas francesas no se puede negar su composición social revolucionaria, aún cuando los campesinos enrolados en ellos se expresaran en términos de conservadurismo militante eclesiástico y monárquico. Es significativo que la táctica militar identificada en nuestro siglo con la guerra revolucionaria -la guerrilla o los partisanos- fuera utilizada casi exclusivamente en el lado antifrancés entre 1792 y 1815... . Paradójicamente, la importancia militar de esta táctica revolucionaria para los antifranceses fue mucho mayor que la importancia del jacobinismo extranjero para los franceses. Ninguna zona más allá de las fronteras francesas conservó un gobierno projacobino un momento después de la derrota o la retirada de tropas francesas, pero el Tirol, ESPAÑA y en ciera medida el sur de Italia presentaron a los franceses un problema militar mucho más grave DESPUES de las derrotas de sus ejércitos y gobernantes oficiales que antes. La razón es obvia: ahora se trataba de movimientos campesinos. En donde el nacionalismo antifrancés no se basaba en el campesino local, su importancia militar era casi nula.
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Un Hornero te cuenta que:

el fiscal Richard Ryder levantó contra Whitelocke 4 cargos ante el Consejo de Guerra que se llevara a cabo a su poco de su regreso. Se lo acusó de:
1. Exasperar los ánimos de la población porteña al exigir la entrega de empleados civiles en calidad de guerra.
2. Dividir las fuerzas y hacerlas entrar en la ciudad con las armas sin cargar.
3. No haber socorrido a las divisiones que se hallaban acorraladas en Buenos Aires.
4. Haber capitulado de manera de perder las posiciones conquistadas en la ciudad y aún la plaza de Montevideo, que se hallaba suficientemente guarnecida y provista contra un ataque. El tribunal lo declaró culpable de todos los cargos con excepción del segundo -en la parte que se refiere a la orden de llevar armas sin cargar-.
Se le dio de baja y se le declaró inepto e indigno de servir a S.M. en ninguna clase militar. Todo esto nos proporciona valiosa información acerca de las verdaderas dimensiones y expectativas que se habían generado en la lejana Albión.
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Un Hornero cita a Mitre:
"Es natural que Belgrano participase como los demás nativos, justamente orgullosos de los laureles conquistados (la Defensa) de las embriagantes emociones del triunfo aunque él nos dice modestamente en su autobiografía que poco o nada pudo hacer el día de la defensa, a causa de haber sido cortada el grueso de su fuerza; y atribuye toda la gloria a los soldados y a los denodados oficiales que obraron por su propia inspiración, sin que los jefes dictasen disposiciones. De una conversación suya digna de mención que tuvo en aquella época, consta sin embargo que, a pesar de sentirse fuertes los criollos, consideraban remota la época de la independencia". Se desprenden varias cosas de estas líneas, pero vaya tomando nota de algo capital para todo lo que se viene: la falta de peso y el progresivo desapego a la idea de "Autoridad".
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Un Hornero te cuenta:

Para la represión de Andalucía, Napoleón había designado al general Dupont de L'Etang, un nombre de peso. Se toparon con las fuerzas del general Javier Castaños en Bailén, el 19 de julio de 1808. Fue una carnicería. Casi 3.000 hombres perdieron los imperiales entre muertos y heridos. Dupont debió rendirse, cayendo prisionero junto a casi 18.000 soldados.
José I abandonaría Madrid a poco de haberse constituido como autoridad real. Dupont fue degradado y Napoleón aprendería un par de lecciones dolorosas a cuenta propia.
José I volvería a Madrid antes que termine el año. Inglaterra acudiría en respaldo de su nuevo aliado, y habría en territorio peninsular 6 años de encarnizado combate entre los anglo luso hispanos y las águilas napoleónicas. Bailén desnudó la vulnerabilidad del “ejército invencible”, dando oxígeno a la Coalición al tiempo que obligando a Napoleón a mudar constantemente el centro de gravedad de sus operaciones de guerra.
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Noemí Goldman
agrega algo interesante:

“…José Carlos Chiaramonte…lleva a revisar el presupuesto de la existencia de una identidad nacional prefigurada a fines del período colonial. "Argentino" habría surgido, antes de 1810, de un impulso de regionalismo integrador dentro del mundo hispano y en enfrentamiento con lo peruano debido a la rivalidad entre Lima y Buenos Aires. Por su parte, español americano habría correspondido a una forma de identidad cuya génesis es la oposición regional americana a lo español.
Lo cierto es que estos vocablos no traducen la existencia de un sentimiento de nacionalidad unívoco, ni argentino ni de otra naturaleza, que estuviese por reemplazar al español. Argentino es sinónimo de habitante de Buenos Aires y sus zonas aledañas. El alcance territorial del término se expandió en la medida que se consideró una relación de posesión por parte de la capital virreinal sobre el resto del territorio. Por otra parte, se podía ser español americano frente a lo español peninsular, rioplatense frente a lo peruano, porteño frente a lo cordobés, e incluso español a secas frente a losa no españoles. De modo que la permanencia de los sentimientos de “americano” y “provincial” iniciado el proceso emancipador, no constituyó una adherencia extraña a un presupuesto sentimiento “nacional argentino” sino una forma alternativa del sentimiento público. De las diversas formas de identidad colectiva que convivieron en este período, se distinguirán con mayor claridad tres formas luego de 1810: la identidad americana, la urbana, luego provincial, y la rioplatense o argentina”.
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Bartolomé Mitre
señala:

La escisión ente Montevideo y Buenos Aires no se volvió a soldar jamás; la hija predilecta arrastrada por el partido español separose por siempre de la madre, y dominada por España como colonia o dominada por el partido español que estableciera allí cuartel general, o dominada por sus caudillos como provincia independiente, dejó desde entonces de formar parte integrante del organismo argentino, acostumbrándose al antagonismo político y desligando sus intereses de las demás provincias del Río de la Plata.
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Noemí Goldman
contribuye:

“Los criollos adquirieron status como resultado de su superioridad numérica en las milicias, y se abrieron nuevas posibilidades de asenso social para la plebe urbana. Así, la mayoría de criollos de bajos recursos prefirió recibir la paga mensual de 12 pesos en las milicias a regresar a sus actividades habituales. …la creación de milicias, con su reclutamiento voluntario y la elección de la oficialidad por la tropa, modificó el equilibrio de poder en buenos Aires. La importancia de este cambio señalado por Halperín Donghi al afirmar que la milicia urbana no solo proporcionó una fuerza militar a los criollos sino que se constituyó en una organización “peligrosamente independiente””.
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Un Hornero
juega:
con el recuerdo de una frase en circunstancias distintas pero bajo el peso de la misma "inspiración". Caifás profetizando -era prerrogativa del Sumo Sacerdote el hacerlo- acerca de la necesidad de la muerte de Jesús para salvar a toda una nación y congregar a los elegidos en la tierra prometida. (San Juan 11:49-52)
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Un Hornero reflexiona:
Claro es que en el orden de lo social, los tres años previos a Mayo, colmados de incertidumbre y cambios de vientos, acrecentaron indudablemente las ambiciones de los grupos acomodados de nuestra sociedad colonial. Así fue que canónigos, clérigos, profesionales y comerciantes veían en la incertidumbre, fértil campo de acrecentar fortuna y porque no, nombres propios.
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Alzaga diría

...enfáticamente en su descargo de las acusaciones: "Aún concedido que se aspirara a una junta de gobierno, ¿en que alteraba ésta los principios de nuestra Constitución monárquica?¿Deja de serlo por ventura la que nos rige bajo la protección central de España y de las Indias?¿y porqué se ha de atribuir a "insurrección" el deseo de uniformar el gobierno? Sobre V.E (Liniers) mismo recaerá este crimen por aquel desprendimiento que hizo del mando: habiendo confesado que a no ser por la energía y patriotismo de los cuerpos militares y jefes que se le opusieron la cosa se hubiera llevado hasta la perfección por la pluralidad de votos. V.E según esto, tuvo el ánimo de alterar la Constitución monárquica y lo puso en ejecución, y aunque no tuvo efecto, no fue por falta de disposición sino por la fuerza que se le hizo".
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Bartolomé Mitre
ilustra y clarifica:
"El proceso contra la asonada del 1º de enero tomó repentinamente un sesgo inesperado. El antiguo sargento de la expedición de don Pedro Ceballos, Juan Trigo, promotor activo en los trabajos de la reconquista, fue llamado a declarar. Dijo que nada sabía sobre el tumulto del 1º de enero pero que tenía que revelar cosas importantes respecto de don Martín Alzaga, y pidió que la superioridad le oyera en cuerda separada... mandose instruir sumario secreto sobre este incidente... La revelación que hizo Trigo fue que Alzaga, desde 1806, tenía el proyecto de independizar los dominios del Río de la Plata de la autoridad soberana del rey de España, presentando por toda prueba palabras sueltas que decía haberle oído pronunciar en tal sentido. Liniers acogió la denuncia, mandó ocupar los papeles de Alzaga y sobre esta base se formó el proceso conocido como "causa criminal de Independencia"... Por una coincidencia singular, esta causa se complicó con una información secreta que Alzaga formó por su parte, tendiente a presentar a Liniers como abrigando el mismo propósito de que a la sazón era acusado él. La base de esta contraacusación era las declaraciones relativas a los proyectos de independencia de Peña y Padilla de acuerdo con Beresford. Atribuíale a Liniers ser conocedor de estos planes y aún de favorecerlos, lo que unido a la conducta equívoca que mostrara con motivo de la jura de Fernando VII y del enviado de Napoleón daba a la suposición cierto colorido de verdad. En torno a estos dos núcleos inconsistentes se formó el proceso que al través de variadas vicisitudes tuvo un raro destino. La acusación primitiva contra Alzaga... que después se volvió contra Liniers, pasó en seguida a manos de Cisneros -el sucesor de Liniers- cuando éste se hallaba en desgracia y su rival gozaba del favor del gobierno, siendo resuelta en definitiva por el gobierno patrio que surgió de Mayo de 1810 quien la mandó archivar, quedando como un documento lleno de revelaciones preciosas para la historia y testimonio de la ceguedad de las pasiones en las agitaciones políticas".
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Don Enrique
nos alumbra con su "Soy un Arlequín" (1929):
"Me clavó en la cruz
tu folletín de Magdalena
porque soñé
que era Jesús y te salvaba".
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Por entonces

EN MÉXICO se producía una grave crisis económica debido a las exacciones fiscales de la Corona española. Paralelamente, aumentaban los conflictos entre la elite española y la criolla, así como entre terratenientes y campesinos. En 1808, los partidarios del absolutismo destituyeron al corrupto virrey José de Iturrigaray con el pretexto de que pretendía declarar la independencia, y aprovecharon el golpe para desatar una dura persecución sobre las fuerzas liberales.

EN HAITÍ estallaba una exitosa revolución contra el dominio francés, que había intentado reinstaurar la esclavitud tras su abolición en 1794. El estado resultante sufría el aislamiento internacional (Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y España se negaban a reconocerlo) y una continua guerra civil.

EN ESTADOS UNIDOS, entonces un país nuevo y relativamente marginal en el tablero del poder mundial, Thomas Jefferson asumía la presidencia en 1801 y era reelecto en 1804, abandonando el poder en 1809, cuando lo sucedió James Madison. El principal acontecimiento de la época fue la compra del territorio francés de Luisiana, que permitió a la nueva nación duplicar su extensión territorial.

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Y en materia de...

PINTURA, Goya retrataba, entre otros, a la familia de Carlos IV, a Manuel Godoy, a Isabel Porcel y a “La maja vestida”. En Inglaterra, William Blake pintaba una serie de acuarelas sobre el Gran Dragón Rojo del Apocalipsis e ilustraba una edición del “Paraíso perdido” de Milton. En Japón, Hokusai alcanzaba fama nacional.

LITERATURA eran los días del Romanticismo en Alemania, donde Goethe publicaba la primera parte de su “Fausto”, y los de los poetas lakistas en Inglaterra, como Coleridge y Wordsworth. Moratín estrena “El sí de las niñas” en el Teatro de la Cruz de Madrid.

FILOSOFÍA Y CIENCIA POLÍTICA, se publicaban “Fenomenología del espíritu” de Hegel, “El genio del cristianismo” de Chateaubriand, el “Tratado de economía política” de Jean-Baptiste Say y la segunda, tercera y cuarta ediciones del “Ensayo sobre el principio de población” de Thomas Malthus. Francia adoptaba el Código Napoleónico como pilar de su legislación civil.

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Y en materia de...

EN FILOSOFÍA Y CIENCIA POLÍTICA, se publicaban “Fenomenología del espíritu” de Hegel, “El genio del cristianismo” de Chateaubriand, el “Tratado de economía política” de Jean-Baptiste Say y la segunda, tercera y cuarta ediciones del “Ensayo sobre el principio de población” de Thomas Malthus. Francia adoptaba el Código Napoleónico como pilar de su legislación civil.

EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA, Giuseppe Piazzi descubría el asteroide Ceres, John Dalton publicaba su teoría atómica, Alessandro Volta inventaba la pila eléctrica, Nicolas Appert desarrollaba un método para conservar los alimentos mediante su enlatado y Robert Fulton construía el primer buque de vapor.

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Y el próximo "Un Hornero" trae:

*Los Abuelos de la Independencia
*Toda América en llamas
*Ideas y Tratados, base doctrinaria y jurídica de Mayo
*El mundo entero habla sobre Mayo Sin maquillaje
*"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo..."(Juan 12:24)
*Secciones nuevas




















"¿Que sapa, Señor?"
Enrique Santos Discépolo 1931

"...volteó la casa vieja
antes de construir la nueva...
Creyó que era cuestión
de alzarse y nada más,
romper lo consagrao,
matar lo que adoró,
no vio que a su pesar
no estaba preparao
y él solo se enredó
al saltar".